sábado, 23 de marzo de 2013

Primainvierno

Que no, que no se acaba el invierno...

Hoy es 23 de Marzo, ya es primavera y dan entre -1º y 1º en Maastricht. Dicen los lugareños que no es habitual que las condiciones invernales se alarguen hasta estas fechas, pero así está siendo este año. Hasta ahora, salvo un par de días, el frio invernal no se ha ido, ha nevado bastante y hemos disfrutado de otras inclemencias meteorológicas.

Es más, mientras escribo estas líneas está nevando. Mañana dan entre -3º y -1º, y puede que haya nieve. Mañana, mi última oportunidad de hacer un entreno decente antes de De Ronde van Vlaanderen puede irse al garete gracias al tiempo, y el problema es que es un entrenamiento que necesito urgentemente.

La cicloturista del tour de Flandes es el próximo sábado 30 de Marzo. Serán 259 km, y en lo que va de año yo no llevo entrenados ni siquiera 1500 km gracias al poco tiempo que me sobra, a haber estado dos veces enfermo en el último mes y al maravilloso clima. Vamos, una preparación lamentable para pegarse una paliza de 259 km con adoquines, con subidas duras, con 'a saber qué frio y viento' y a pedalear de 9 a 10 horas.

Si tuviese que ir solo, con mi baja forma, a día de hoy ya habría decidido no tomar parte en la cicloturista. Pero Fernando 'kabra' se viene desde Madrid para disfrutar de un fin de semana de puro ciclismo clásico. Él sí que ha entrenado, y me fastidia retrasarle en ruta, así que tocará tirar de experiencia, meterse en un grupo que ruede bien, chupar rueda, comer y beber hasta el km 100 y a partir de ahí empezar a sacar fuerzas para afrontar los adoquines y muros como Koppenberg, Molenberg, Paterberg, Kwaremont. Al día siguiente, a comer patatas, beber cerveza y ver a los pros.

Hace un par de semanas, estuve de fin de semana por Galicia. En teoría iba a servirme para cargar pilas para seguir afrontando el exilio. Tuvo el efecto contrario, subidón de morriña y descontento por darme cuenta de la triste realidad del que emigra. Esa realidad que te golpea al cabo de un tiempo de 'estar fuera' y descubres que has dejado de vivir tu vida anterior, vuelves a casa de visita y observas que la vida sigue sin tí y que hay muchas cosas que te pierdes. Al mismo tiempo, tampoco disfrutas de una vida plena en la emigración, te faltan cosas y gente en el exilio, tienes una mayor incertidumbre ante el futuro y no dejas de ser un emigrante.

Por cierto, esta semana se ha cumplido un año desde que llegué a Maastricht.

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