lunes, 20 de mayo de 2013

La carrera de casa

Amstel Gold Race, domingo 14 de Abril 2013

Un lujo poder disfrutar de esta carrera a la que desde el año pasado le tengo un aprecio especial. No en vano, la salida de la misma se situa en el centro de Maastricht, a unos cinco minutos andando de donde ahora vivo. Por otro lado, acostumbro a salir en bici por el recorrido de esta carrera. El final de la carrera se situa desde el año 2003 en la cima del Cauberg, ascendiéndolo desde Valkenburg. Este año se modificó ligeramente el final, prolongándolo 1,8 km al igual que se hizo en el campeonato del mundo celebrado aquí en septiembre del 2012.

En primer plano y con el dorsal 171, la bicicleta vencedora este año (en Markt, Maastricht)


La Amstel Gold Race es la carrera ciclista más importante de Holanda, englobada en la serie de clásicas de primavera y siendo la puerta de entrada al trio de las Árdenas conformado por la Amstel, la Fleche-Wallonne y la Liege-Bastogne-Liege, disputadas en el plazo de una semana.

La primera edición de la Amstel se celebró en 1966, y cuenta desde entonces con la marca de cerveza Amstel como principal patrocinador, pese a que la carrera tiene lugar en el sur de Holanda y la marca cervecera tiene origen en el área de Amsterdam.

El corredor que ha resultado vencedor en mayor número de ocasiones, cinco, es el mito holandés Jan Raas. El año pasado venció Iglinsky, y en esta última edición lo hizo Roman Kreuziger. La carrera de este año se disputó sobre un total de 251 km con más de 4000 metros de desnivel acumulado contabilizando un total de 33 subidas cortas y duras la mismo tiempo. Lo que añade más dureza a este sube-baja contínuo por las carreteras de Zuid-Limburg, es la estrechez de las mismas, agravada si cabe en las empinadas subidas y por los continuos giros a izquierda y derecha que hacen imposible el relajarse a lo largo de la disputa de la prueba.

Carrerón de Mikel Astarloza este año (aquí terminando su segunda subida a Gulperberg)


El Cannondale trabajando para Sagan (en Gulperberg)



Miles de aficionados holandeses, a los que se unen belgas, alemanes, luxemburgueses y alguna que otra nacionalidad en menor número, se lanzan a las estrechas carreteras y subidas limburguesas a disfrutar de la carrera y el ambiente, a ser posible eso sí, con una cerveza en la mano. Los jardines de las casas se llenan de gente, se instalan barras de bar improvisadas. La fiesta está asegurada. Por si fuera poco, al igual que sucede con otras carreras clásicas, el día antes se celebra la prueba cicloturista en la que miles de aficionados ciclistas de la zona y llegados desde el extranjero, completan su particular Amstel Gold en las distintas distancias que la organización ofrece.

Persiguiendo a la escapada en la penúltima bajada a Valkenburg



El año pasado ya presencié la salida, y el ambiente previo, en Markt, para dirigirme luego hacia Valkenburg y disfrutar de las subidas al Cauberg. Este año se acercaron unos buenos amigos a ver la carrera, Trillo desde Bruselas y aprovechando una visita turista a la capital belga, Alberto Candal desde Ordes. Allá nos fuimos a presenciar la prueba en dos pasadas por Gulperberg (600 metros al 9,8% con un máximo del 16%) y en una tercera ocasión para disfrutar de la llegada una vez finalizada la última subida al Cauberg. Puro espectáculo.

Kreuziger a falta de 1,5 km


martes, 7 de mayo de 2013

Mes de clásicas

Antes de nada, los menos 'ciclistas' me vais a permitir que siga dando la brasa durante alguna entrada más con dar pedales y más pedales, pero es que estamos en la época de carreras clásicas y me gustan a muerte!

Al día siguiente del Tour de Flandes cicloturista se celebró la carrera de los profesionales. Como es habitual, ambientazo por parte de los aficionados belgas aderezado por la presencia de aficionados de numerosos países europeos. Mi segunda vez, y consecutiva, presenciando esta carrera.



Fer y yo cogimos las bicis y vimos la carrera en el primer avituallamiento, en Koppenberg, en Paterberg y los últimos km y desenlace a través de la televisión en una carpa-bar llena de aficionados al pié de Koppenberg. Un fin de semana redondo!


Lección maestra de Cancellara en Flandes, sin más. Una demostración de fuerza, experiencia y táctica también, escogiendo muy bien cuando atacar y situándose bien en el pelotón la mayor parte de la carrera. Sagan, puede que otro año...



Una semana después se celebró la Paris-Roubaix, la clásica del pavé (adoquines) por excelencia y la de más renombre mundial. Una tortura de más de 250 km, prácticamente llanos sí, pero que incluyen algo más de 50 km de pavé. La semana de la carrera no llovió nada y el día de la misma fué seco y para nada frio, lo que provocó una carrera con bastante polvo en los tramos de adoquín.

Quedé con Trillo para ir a ver la carrera, por lo que el sábado me fuí a Bruselas, el domingo por la mañana salimos a rodar un par de horas, y luego directos a uno de los dos tramos de pavé más famosos, el temido Arenberg.

Una muestra del pavé en este bosque:


Arenberg es mítico, y pese a no estar cerca de meta, a lo largo de la historia tiene jugado un papel decisivo para el resultado final. En Arenberg no se suele ganar la carrera, pero si te puedes quedar sin opciones... y bien lo saben a lo largo de las últimas décadas desde Johan Musseuw por caída hasta Tom Bonen por avería. Es un tramo espectacular que comienza en ligero descenso para pasar a ligero ascenso, con unos adoquines que meten miedo, que siempre se llena de público y donde hay un ambiente muy bueno.




De Arenberg nos fuimos al otro tramo más mítico, el Carrefour de l'Arbre. De nuevo ambientazo con multitud de aficionados. A este tramo ya llegó la carrera seleccionada con un cuarteto del que saldrían los dos corredores que se disputaron el triunfo, Fabian Cancellara y Sep Vanmarcke. Ganó el suizo, más por experiencia e inteligencia que por fuerza, pues puede que Vanmarcke tuviese un punto más ese día. Una semana después de Flandes, Cancellara se volvió a subir a lo más alto del podio, consiguiendo así su segundo doblete Flandes-Roubaix.




Vuelta en coche a Bruselas para dejar a Trillo en casa y de ahí a Maastricht. Una semana después se celebraría la Amstel Gold Race, con salida aquí, pero esto ya es material para otra entrada.

jueves, 2 de mayo de 2013

Actualizando en 3, 2, 1...

Tenía esto un poco abandonado. Iré actualizando el blog en los próximos días con algunas cosas interesantes de las últimas semanas. Empezamos:

Ronde van Vlaanderen cicloturista, Sábado 30 de Marzo.

Fer viene de Madrid, llega el jueves a Bruselas y me acerco a recogerlo. Llegamos a Maastricht, desembarco, kebab de la estación de tren para cenar, un paseo corto que hace frio y unas buenas cervezas en el Take One. El viernes nos damos una vueltecilla con las bicis para enseñarle la ciudad, unos recados, nos pasamos a que conozca el Cauberg y camino de Oudenardee a por dorsales, de ahí a Gante, cena estilo wok y para el hotel.



Resúmen de la ruta:

Salida prevista entre 7 y 8 a.m. desde la plaza Markt en Brujas. Nos levantamos a las 5:20 am (hemos dormido unas 5h y media) en el hotel en Gante, desayunamos el contenido de la bolsa que la amable trabajadora del hotel nos dejó por la noche en la puerta de la habitación. Nos vestimos de romanos, bici y mochila al coche y dirección al estadio del FC Brujas. Aparcamos, nos preparamos y rodamos 6 km hasta Markt platz... salimos a las 07:55 am. Empezamos suave pero al cabo de unos 4 km nos vemos envueltos en un grupo con tres ingleses suicidas que ruedan en plan carrera. Volamos por el carril bici, dejamos a los ingleses tirados en una rotonda, saltamos de grupo en grupo, rodamos ahora en una grupeta de unos 20 y tantos tipos, cómodos a unos 32 km/h. Se rompe la armonia con la llegada de un toro belga con bici de triatlón l/d que rodando a 36-40 km/h va reventando el grupo, y por nuestro bien dejamos que se vaya sólo. Llano cuasi constante hasta completar las 3 primeras horas hasta el checking point, a una media de 29,6 km/h

Afrontamos una segunda parte en la que buscamos el primer muro, Tiegemberg, suave teniendo en cuenta lo que quedaba por delante.

Más kilómetros llanos, un buen grupo, rueda suave, Fer tira en cabeza y sin darse cuenta se va sólo varios km. Se relajará algo y lo acabo alcanzando formando parte de un cuarteto. Seguimos.

Conocía el segundo muro de haberlo subido andando el año pasado, el mítico Koppenberg, pero subirlo en bici lo cambia todo... Duro, durísimo, 600 metros a una media del 11,6% y una máxima del 22%, con un adoquinado en la parte inicial y central muy bestia. Kabra se ve obligado a echar pie a tierra por culpa de otro participante. Con esfuerzo yo lo corono sin echar pie a tierra, al igual que haría en los 17 muros del recorrido.

Aimar decía que una vez superado Koppenberg, se hace sin problemas lo que queda y sin demasiado misterio. No estoy tan de acuerdo. Koppenberg está en el km 140 y quedan más de 119 km por delante que incluyen 15 muros y casi todos los tramos de adoquín.



A partir de aquí los muros y tramos de adoquines se suceden. Buena parte de los muros incluyen adoquines. Se ha terminado el rodar en grupos grandes. Se rueda en grupos de tres a ocho ciclistas aproximadamente, y buena parte del tiempo se rueda en pareja o sólo. Los muros son un sálvese quien pueda y cada uno a su ritmo. Los tramos de adoquín van tomando el mismo tono.

Fer y yo nos separamos... le espero en un punto de avituallamiento durante 5 min. Ha tenido un problema con el cierre trasero. Seguimos juntos en un grupo otra buena tanda de kms., muros y adoquines. Sufrimos... yo lo hago enormemente en los tramos llanos, falsos llanos y bajada de adoquín... el dolor en manos y muñecas es insoportable, y al mismo tiempo estate pendiente de que no salte el bidón. Llegamos a pie de otro muro, Berendries si mal no recuerdo... Fer me dice que planta nada más comenzarlo y yo sigo a mi ritmo.



Sigo pasando kms y muros, dudo si esperarlo, espero, debe venir lejos, reanudo la marcha y continuo hasta subir Karnemelkbeekstraat donde comienza a nevar ligeramente. Se me hace muy duro pero lo corono para llegar al último avituallamiento a 28 km para meta. Como y bebo, espero a que llegue Fer 10 minutos después de haberlo hecho yo. Está petado, me quedan un par de geles, segundo de la jornada para mí y el otro para él. Nos hacen revivir un poco.

Afrontamos el último tramo comenzando con unos 3 km de bajada, se agradecen. Nos quedan Oude Kwaremont (2.200 m a 4% de media, max de 11,6) y Paterberg (360m a 12,9% con máxima del 20,3%), ambos adoquinados y escenario al día siguiente de los ataques de Cancellara. Me vuelvo a ir en el inicio del Oude y al coronar Paterberg espero unos segundos por Fer. Nos felicitamos, el reto está casi hecho, adrenalina y 15 kms por encima de 30 kms/h hasta meta. Los últimos 10 kms son de locos, pasamos dos grupos numerosos a ritmo alto y a relevos con tres belgas, sprint final para dejarnos ir los últimos 100 m, brazos en alto, felicidad y satisfacción.

El Garmin de Fer marca 248 km y 9h30 min en movimiento. Le sumamos 6km previos más unos 4 hasta llegar al Qubus en Oudenaarde. Ambos registramos 140 ppm de media. Como hemos sufrido, como hemos disfrutado.



Al día siguiente, a ver la carrera de los profesionales en el mismo escenario.