martes, 7 de mayo de 2013

Mes de clásicas

Antes de nada, los menos 'ciclistas' me vais a permitir que siga dando la brasa durante alguna entrada más con dar pedales y más pedales, pero es que estamos en la época de carreras clásicas y me gustan a muerte!

Al día siguiente del Tour de Flandes cicloturista se celebró la carrera de los profesionales. Como es habitual, ambientazo por parte de los aficionados belgas aderezado por la presencia de aficionados de numerosos países europeos. Mi segunda vez, y consecutiva, presenciando esta carrera.



Fer y yo cogimos las bicis y vimos la carrera en el primer avituallamiento, en Koppenberg, en Paterberg y los últimos km y desenlace a través de la televisión en una carpa-bar llena de aficionados al pié de Koppenberg. Un fin de semana redondo!


Lección maestra de Cancellara en Flandes, sin más. Una demostración de fuerza, experiencia y táctica también, escogiendo muy bien cuando atacar y situándose bien en el pelotón la mayor parte de la carrera. Sagan, puede que otro año...



Una semana después se celebró la Paris-Roubaix, la clásica del pavé (adoquines) por excelencia y la de más renombre mundial. Una tortura de más de 250 km, prácticamente llanos sí, pero que incluyen algo más de 50 km de pavé. La semana de la carrera no llovió nada y el día de la misma fué seco y para nada frio, lo que provocó una carrera con bastante polvo en los tramos de adoquín.

Quedé con Trillo para ir a ver la carrera, por lo que el sábado me fuí a Bruselas, el domingo por la mañana salimos a rodar un par de horas, y luego directos a uno de los dos tramos de pavé más famosos, el temido Arenberg.

Una muestra del pavé en este bosque:


Arenberg es mítico, y pese a no estar cerca de meta, a lo largo de la historia tiene jugado un papel decisivo para el resultado final. En Arenberg no se suele ganar la carrera, pero si te puedes quedar sin opciones... y bien lo saben a lo largo de las últimas décadas desde Johan Musseuw por caída hasta Tom Bonen por avería. Es un tramo espectacular que comienza en ligero descenso para pasar a ligero ascenso, con unos adoquines que meten miedo, que siempre se llena de público y donde hay un ambiente muy bueno.




De Arenberg nos fuimos al otro tramo más mítico, el Carrefour de l'Arbre. De nuevo ambientazo con multitud de aficionados. A este tramo ya llegó la carrera seleccionada con un cuarteto del que saldrían los dos corredores que se disputaron el triunfo, Fabian Cancellara y Sep Vanmarcke. Ganó el suizo, más por experiencia e inteligencia que por fuerza, pues puede que Vanmarcke tuviese un punto más ese día. Una semana después de Flandes, Cancellara se volvió a subir a lo más alto del podio, consiguiendo así su segundo doblete Flandes-Roubaix.




Vuelta en coche a Bruselas para dejar a Trillo en casa y de ahí a Maastricht. Una semana después se celebraría la Amstel Gold Race, con salida aquí, pero esto ya es material para otra entrada.

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